martes, 12 de marzo de 2013

¿Educación libre?

Es difícil abordar el tema de la educación y el aprendizaje de una manera profunda sin haber hecho una reflexión primero de qué suponen esos términos en la actualidad, sin conocer otros contextos excepto en el llamado “occidental”, y sin llegar realmente a comprender los mecanismos que entran a funcionar cuándo se se está dando este proceso.
Por ello, sólo puedo hablar desde un punto de vista limitado, es decir, dar una visión que pertenece sólo a mi realidad.

En mi opinión, educación y aprendizaje son dos conceptos diferentes que se desarrollan al adquirir competencias diferentes que antes no se poseían o nuevas técnicas para mejorarlas o modificarlas.


El primero, la educación, tiene que ver más con la adhesión de costumbres, de formas de actuar, de comportamiento acordes con los “pactos sociales”. Por decirlo de otra manera, la educación de una persona se produce cuando ésta modifica sus hábitos hacia los “que deberían ser” en el grupo que forman parte. Es un proceso que dura toda la vida y en el que tiene más influencia la presión social y la experiencia personal en la sociedad concreta, que los llamados maestros (entendiendo maestros como personas que te guían, sean padres, profesores o gente a la que confiramos autoridad).

El segundo concepto, el aprendizaje, es aquel por el cual se adquieren conocimientos teóricos, prácticos, destrezas o habilidades que antes no se poseían que, supuestamente, ayudarán al sujeto a manejarse mejor en su vida. Es el proceso en el que, en teoría, más interviene la escuela; pues es el lugar dónde la mayor parte de la población almacena durante muchos años conceptos y conocimientos de materias diversas.

Sin embargo, en mi opinión, el verdadero aprendizaje de habilidades y conocimientos que realiza el individuo útiles para su vida real, es también un proceso de vida; que poco tiene que ver con las materias memorizadas en el proceso educativo académico.

El aprendizaje verdadero se da cuando el sujeto quiere realmente aprender y normalmente parte por sí solo. Se pueden tener herramientas, maestros o facilidades al alcance para llegar a él, pero es primordial la voluntad de la persona.

Y esta voluntad no es algo común en los alumnos de las escuelas. La carencia de ganas está propiciada, en mi opinión, por las mismas materias ofertadas, por la obligatoriedad académica en los primeros años y por los métodos de enseñanza-evaluación, que no se acerca en nada en lo que los niños y adolescentes quieren aprender. De ahí surge -de las escuelas- el aprendizaje obligado, es decir, el que se tiene que llevar a cabo para poder proseguir con la cadena académica sin interés real por parte del sujeto.
No es el aprendizaje verdadero, puesto que se adquiere de una manera temporal. Es cierto que todos los conocimientos pueden ser temporales, en tanto que, si no se les da uso, seguramente acaben almacenados en el subconsciente dando la impresión de ser olvidados. Sin embargo, los conocimientos temporales son mucho más efímeros en el aprendizaje obligado, puesto que se adquieren para pasar una barrera y en el momento que es pasada, no hay interés por parte del alumno/a a conservarlos ni rescatarlos del subconsciente.

Foto del espacio de aprendizaje vivencial "El jardín de los sueños"

Hablando de manera personal, en la escuela-instituto-universidad, lo que he aprendido realmente -puesto que todavía tengo esas habilidades- son los idiomas, historias de la Historia, de la Filosofía de la Religión y de la Comunicación que me han interesado, sacar adelante papeleos, desenvolverme en grupos de diferente número y tipo, tocar la flauta, manejar diversos programas de ordenador, habilidades en la comunicación, tratar con personas autorizadas a ser la autoridad, y prepararme exámenes en tiempo récord con picardías varias.

Por ello, creo más en el aprendizaje individual elegido libremente, ayudado por la comunicación con personas interesadas en los temas seleccionados. Es un proceso fluido de dónde cualquier herramienta o persona te puede aportar algo en momentos determinados -y el sujeto a su vez puede aportar a los demás, por lo que ya no es tanto individual si no colectivo- y depende, en absoluto, de la persona que quiere llevar a cabo ese proceso y de los objetivos y métodos que quiera emplear o emplee, aún siendo de manera inconsciente.

La escuela Pestalozzi fue un gran ejemplo de la aproximación verdadera a la educación: madura y respetuosa hacia las personas. (Sí, los niños son personas también, con deseos, voluntad y, normalmente, con más consciencia de lo que es útil para su vida que los "mayores"). Más abajo se encontrará un documental muy interesante sobre esta escuela para quien quiera aprender más sobre la Educación Libre :)








Silvia Peinado

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