martes, 16 de abril de 2013

Manipulación, posición objetiva y pensamiento único




Hace poco leí el capítulo La manipulación informativa y activismo mediático en la sociedad-red por Victor Manuel Marí Sáez del libro Manipulación y Medios en la Sociedad de la Información. 
Todos sabemos que la televisión y los media manipulan pero, ciertamente, se sabe poco de los mecanismos sutiles utilizados por estas herramientas de comunicación. El libro, muy recomendable, hace una pequeña revisión a estos procedimientos. En concreto en este capítulo se tratan un par de conceptos que creo que merecen la pena ser comentados.


La primera idea que me ha llamado la atención y que en cierta manera se relaciona con las siguientes, es el mecanismo por el cual se crean estereotipos, mitos, leyendas y opiniones por parte de los medios para reforzar su status quo. En el texto se recopila la tesis dada por la Escuela de Frankfurt del concepto de manipulación:


- La existencia de un monopolio de la comunicación por el cual unas minorías operan como emisores de mensajes destinados a una mayoría de receptores.

- Una instrumentalización de los mensajes por parte de los emisores, destinada a favorecer sus intereses de grupo en contra de los intereses de los receptores.

- En la medida en que la manipulación es eficaz, se producirá la aceptación por parte de los individuos receptores de valores, opiniones, mitos y estereotipos sociales que están en contra de sus necesidades individuales o de clase. En este sentido, el individuo manipulado debe creer que las opiniones que se le han impuesto por parte de los medios son suyas y, por tanto, permanece inconsciente del proceso que ha sufrido.

- La conducta del emisor deber ser deliberada y sistemática.

- Los mensajes de los manipuladores deben apelar a la irracionalidad del receptor, o bien ser lógicamente coherentes pero basados en informaciones incompletas o falsas. Si estos mensajes fueran racionales u ―objetivos, difícilmente lograrían los fines perseguidos por sus emisores, ya que los mensajes se oponen a los intereses de los receptores. ” (Marí, pág.3)

Se trata de un razonamiento que, a pesar de ser ideado hace treinta años, se aproxima muchísimo a las técnicas manipuladoras actuales. Para ilustrarlo, ponemos un ejemplo dónde se puede aplicar este proceso: En los últimos dos años, con la proliferación de movimientos sociales y de queja popular que se están dando en España y en otros países periféricos de Europa, los medios de comunicación han utilizado estrategias diversas para deslegitimarlos. La mayoría de las veces, las técnicas manipuladores se realizan básicamente a través del uso intencionado de las connotaciones del lenguaje. Pongamos por ejemplo, el mismo nombre "15-M". ¿Quién ha elegido ese nombre?, ¿quienes fueron los primeros en utilizarlo? El hecho de que se llame a un movimiento heterogéneo, bastante espontáneo y que,  definitivamente, no lucha solamente contra hechos temporales; con una fecha, no es casual. Las fechas, tienen algo en común: son datos de tiempo y por lo tanto son temporales. Es decir, es una estrategia de dotar de temporalidad al movimiento (de hecho en algunos medios ya se habla del “extinto 15-M”-) Sin embargo, este nombre finalmente apropiado por los mismos movimientos sociales para dotar de unidad a este heterogéneo movimiento.


Pero, vayamos adelante con el ejemplo clave que ilustra el mecanismo por el cual se crean los estereotipos, mitos, leyendas y opiniones por parte de los medios para reforzar su status quo:

Una de las estrategias más relevantes es crear el mito de que 15-M está compuesto en su mayor parte por personas violentas antisistema.

Para hacer valer este mensaje, usan sistemáticamente y repetitivamente imágenes acompañadas de narraciones incompletas -y automáticamente casi ocultas por la espectacularidad de lo visual- que apelan directamente a la emotividad del espectador. Aquellas piezas informativas de las que hacen uso más recurrentes son las noticias de las manifestaciones.
Se estructuran de la siguiente manera: En un primer momento comentan el carácter pacífico de la manifestación de una “x” cantidad de personas -dejando a un lado las diferencias de cómputo-. Después, manejando la noticia como si de un relato se tratara, comienzan a decir que la manifestación fue llenándose de grupos “violentos antisistema”. Se exhiben imágenes de personas vestidas de negro, encapuchadas, que tiran piedras, queman cubos de basura y destrozan escaparates. Mientras que en la narración te comentan el número de detenidos y el número de policías heridos.

Esta instrumentalización de las noticias de las manifestaciones tienen principalmente dos objetivos, de mayor a menor:
  • Que la familia media que se encuentre cercana a las reivindicaciones del movimiento (en estos momentos, la mayoría de la población) rechacen automáticamente una implicación personal con el mismo.
  • Que, aunque se sientan reconocidos en la protesta, hagan una clara escisión entre “protesta democrática” y “protesta antisistema”. Siendo la primera, la buena conducta y la segunda, la incorrecta-violenta. Con ello se consigue una deslegitimación de la categoría creada por ellos mismos de “antisistema”.
Estos objetivos van claramente en contra de los “intereses de clase” de la mayoría de los receptores de la información. El primero es obvio, y no hace falta comentarlo, el segundo es un poco más interesante.

Se fundamenta en lo que Marí Saez denomina como la posición objetiva. “El intento de control está mayoritariamente vinculado a su posición objetiva. Los grupos dirigentes acaban por identificar su perspectiva sobre la realidad con la perspectiva sobre la realidad. Dados los intereses que se derivan de su posición social, no pueden menos que tener una determinada visión de la realidad acorde a estos intereses; y llegan a asumir esa visión como natural, objetiva, independiente de cualquier interés personal o de grupo. Y esta misma naturalidad con la que es sostenida, reforzada, eso sí, por un poderoso aparato de comunicación, acaba generando un horizonte de expectativas, un telón de fondo que confiere apariencia de normalidad a determinadas afirmaciones de expertos y responsables políticos que coinciden, siempre, con el discurso dominante” (Marí, pág. 7)

De esta manera, es como se obtiene la creación del mito “antisistema”. Esta leyenda del discurso dominante, apoyada por el conjunto del aparato de comunicación, sostenida como natural, objetiva e independiente de cualquier interés personal o de grupo, implica que:
  • Todo aquel que se le puede categorizar como antisistema es un peligro para la sociedad. Generalmente es violento y atenta contra la propiedad privada.
  • El sistema actual y la propiedad privada es un bien común para el conjunto de la sociedad y debe ser protegido.
  • Los “antisistemas”, por lo tanto, deben ser perseguidos y parados.

Así, los espectadores asumen estas afirmaciones como suyas propias, como una posición objetiva de la realidad, que no puede ser modificada. El status quo -definido en este caso como sistema- es un bien común que no puede ni debe ser cambiado y aquello que atente contra él -definido, en este contexto por los medios como “antisistema”- debe ser impedido.

Es lo que llama Ignacio Ramonet como la difusión del “pensamiento único” o como dice Marí Saez, la globalización en el terreno cultural, que se basa, prácticamente en la naturalización de la ideología neoliberal, por la que “los medios de comunicación, en la era de la globalización, se han convertido hasta tal punto en altavoces y difusores del pensamiento único, que refuerzan aún más la idea de que no cabe otro mundo posible fuera del enfoque capitalista de la globalización. Los medios ejercen una función decisiva en el plano económico, en el político y, además, en el terreno cultural: construyen y difunden unas visiones del mundo que pretenden imponer a la ciudadanía para bloquear, de raíz, cualquier intento de construir alternativas, ya que éstas no pueden llegar, ni siquiera, a ser imaginadas ” (Marí, pág 8)


Silvia Peinado

No hay comentarios:

Publicar un comentario