lunes, 22 de abril de 2013

No es euro todo lo que reluce


Estamos en tiempos movidos, tiempos en los que la gente va y vuelve. Los motivos económicos son los principales incitadores. Pero no siempre.

Se estima que en España vuelven a sus países más de 108 inmigrantes al día. Un cálculo bastante estimado a la baja, ya que se ha realizado solamente a través de las personas que se acogieron al programa de Retorno Voluntario. Por otro lado, en Italia, según el periódico Il sole 24 ore, 32.000 personas extranjeras se han cancelado del registro civil en el año 2011; el 15,9% más que el año anterior. Por no hablar de Grecia, que directamente no tiene datos por falta de dinero en las investigaciones según asegura Martin Baldwin Edwards, fundador del Observatorio Mediterráneo para la Inmigración. Pero comenta para el periódico digital periodismohumano: "No puedo demostrarlo, pero estoy seguro de que el volumen ha bajado a un 30% o un 40% del que era hace dos años. La crisis les está afectando, sin duda, y los torna más vulnerables"

En resumidas cuentas, en los países periféricos del sur de Europa, entre la gente que se va y la gente que vino pero que ahora está volviendo; el saldo migratorio se encuentra en negativo.

Pero no son los únicos casos de “vuelta a casa” que existen, aunque sí los más visibles y mayoritarios. También personas del sur de Europa que en su día emigraron a países en bonanza, vuelven a sus zonas natales a pesar de la crisis. Porque no es oro todo lo que reluce.


Es el caso de Enri Ruggeri, un chico de 24 años italiano, ilustrador y gráfico, que se fue de su país natal porque “en Italia actualmente no hay prospectivas de ningún tipo; es una nación que actualmente no es capaz de ofrecer nada y la gente como yo se encuentra en el dilema de quedarse en un país dónde sólo tú puedes ofrecer, si te dejan; o marchar en alguna parte dónde también puedes recibir”


A Enri le hablaron de las posibilidades alemanas, del apoyo a las pequeñas empresas, de las ayudas sociales para comenzar una nueva vida en un sitio desconocido y, sobre todo, de la esperanza inexistente en su país natal -como en todos los del sur de Europa- de “ser alguien” dentro de cualquier ámbito profesional, si te lo mereces.

Yo ya tenía experiencia como gráfico cuando decidí irme. De hecho estaba y estoy trabajando para una pequeña editorial en Italia. El sueldo es mínimo y no te permite siquiera pagar un alquiler básico en cualquier ciudad italiana. Me comentaron el éxito de las start-up y decidí lanzarme a probar suerte”

Las start-up son empresas de nueva creación, pequeña o mediana en busca de un nuevo modelo de negocio, cuyo fundamento suele estribar en la tecnología. Se caracterizan por contar con pocos socios promotores, por norma general jóvenes. No requieren de grandes inversiones iniciales, aunque podrían atraer -y de hecho lo hacen- el interés de inversores privados que no se asustan ante el factor riesgo elevado que las define. Una de las claves del éxito de estas pequeñas futuras empresas es que reciben numerosas ayudas financieras de la República Federal de Alemania, pues en este país se sabe que la ayuda a la investigación y a los jóvenes con ideas supone una inversión segura para el futuro. Otra clave importantísima es que normalmente se sitúan en grandes naves dónde las mini-empresas, de 3 ó 4 personas normalmente, están en continuo contacto con otros negocios creativos nacientes. Así, el flujo de comunicación entre estos jóvenes emprendedores se potencia y los competidores acaban convirtiéndose en colaboradores.

BerlinparaURJC: “¿Por qué decidiste emigrar a Berlín?, ¿encontraste la Berlín que buscabas?”

Enri: “Llegué a Alemania, he de decirlo, sin saber una palabra del la lengua nativa. Pero no me desanimó, después de todo Berlín es una gran ciudad llena de turismo y 2 de cada 5 negocios hablan en Inglés. A pesar de no hablar alemán, me maravilló la facilidad con la que se podía encontrar trabajo; porque en Berlin, no obstante sea la región con más paro de Alemania, es, de todas maneras, una ciudad que ofrece más trabajo que aquella con menos paro de Italia. Me emocionó mucho darme cuenta que bastaba entrar en una pizzeria o local y preguntar, para encontrarme a la semana siguiente trabajando como camarero, pinche de cocina... Obviamente, no es el sueño de mi vida ser camarero, pero para empezar a abrirte camino es algo. Estas ocasiones no se pueden encontrar en mi país, la crisis obliga a las pequeñas empresas a renunciar al personal que necesitan o, en todo caso, a ofrecerlo a familiares” Nos comenta Enri, casi de manera mecánica por haber repetido el mismo discurso en numerosas ocasiones.

Le preguntamos cómo fue su experiencia, que había conseguido y escuetamente nos contesta que estuvo trabajando durante dos meses como pizzero a seis euros la hora. “Al final, aún sabiendo los inconvenientes que podían suponer, me apunté al registro civil alemán esperando recibir las ayudas sociales que se ofrecen a las personas que están en paro o que trabajan, pero su salario es ínfimo, como es mi caso. Con la ayuda del Hartz-V y con el sueldo, quizás conseguía algo de holgura para tirar adelante y buscar en mi terreno. Sin embargo me encontré sorprendentemente con la negativa en el centro de trabajo.”

El Hartz-V es la ayuda social que ofrece el Estado a todos los integrantes de la Unión Europea que incluye el mantenimiento del alquiler, el agua caliente y 345 euros mensuales a aquellos que cumplan los requisitos: no poseer empleo pero estar en condiciones de trabajar, no sobrepasar un límite de patrimonio, asistir a los cursos que ofrecen y realizar los trabajos comunales que asignan.
Esta ayuda, entre otras cosas, hace que aquellos que la reciban se queden fuera del porcentaje de desempleados y se estima que sin ella, las cifras de paro en Alemania ascenderían a un 15% en vez del actual 6%

Sin embargo, a pesar de ser una ayuda a la cual tiene derecho acceder cualquier europeo, actualmente, se están dando casos en los que, en el marco de la ilegalidad, se deniegan. 

Estuve informándome y, efectivamente, están poniendo pegas para dar las ayudas sociales desde hace unos años a los inmigrantes, a pesar de que legalmente es obligatorio. Conocí a una pareja de polacos que llevan dos años trabajando aquí en un hostal limpiando. Hicieron recorte de personal, se quedaron en la calle porque eran los más nuevos y ahora se han quedado con una mano delante y otra detrás. Me comentaron que están llevando su caso a juicio ante el Tribunal de la Seguridad Social. No sé si, efectivamente, al final la justicia se puso de su parte... En verdad estás en un sitio nuevo, no conoces nadie, la cultura es muy diferente..., no estás tan alto de ánimos y se pierden las fuerzas para luchar en ese sentido. Te corre más urgencia buscar trabajo para comer y para un techo, que luchar por tus derechos, aunque suene raro. Yo, al final, no recurrí nada”

En este marco, me comenta Enri, que hay varias asociaciones que se están ocupando de estos casos y que en general, dado que la ley está de su parte, son procesos exitosos. Es el caso de la Red Berlinesa contra la Limitación del Gobierno Alemán al Convenio de Asistencia Social y Médica o el colectivo de activistas del barrio de Neuköll Zusammen gegendas Jobcenter (Juntos contra la oficina de empleo).

BerlinparalaURJC: “¿Y es por esto por lo que decidiste volverte a Italia?”
Enri: “Sí y no. En definitiva, después de trabajar de pizzero en Berlín por casi nada, al final me pregunté si no era todo sólo una ilusión: estaba trabajando haciendo pizzas porque soy italiano, en un sitio dónde no quería estar, cuando tenía un trabajo en mi país y de lo mío... que es el país que se supone que no te ofrece nada de los dos. Nos venden estos paraísos de la economía y prejuicios hacia el propio país. Se da por sentado que en tu sitio no puedes hacerlo, que no hay salidas, que no hay espacio. Tanto que incluso cuando lo tienes en la mano, te parece siempre poco o nada respecto a aquello que te cuentan de estos países."

Así que, me pregunté porqué infravalorar mi pequeño trabajo de pequeño ilustrador-gráfico de provincia italiana y terminar siendo camarero o lavaplatos en otro sitio, para esperar volverte un renombrado ilustrador de los grandes países de Europa...Y en pocos días me mudé al campo de Bolonia. Ahora estoy en un sitio dónde quiero estar, que no es porque sea mi país, si no porque es el que he elegido entre los dos. Dónde y, sobre todo, cómo quiero vivir."

Ayudas sociales Vs Autogestión

BerlínparalaURJC: “Y ¿cómo quieres vivir?”

Enri: “Prefiero vivir con menos en un sitio que me gusta más, antes que en estos paraísos económicos, dónde en teoría se puede «llegar a» si «haces tal» y te dejas explotar por un tiempo. Me he dado cuenta de que no quiero hacer estos sacrificios y no por falta de compromiso o falta de madurez; si no porque estos sacrificios llevan a algo que no quiero. Lo que quiero puedo tenerlo súbitamente aquí en el campo de Bolonia, dónde me he mudado. Trabajar de lo mío, por poco dinero, pero tener tiempo para mí y lo que me rodea, tener tiempo para vivir, vaya.”

Nos preguntamos y le preguntamos cómo se puede hacer si el salario no te permite llegar a fin de mes. Enri nos asegura que “hay muchas oportunidades con un poco de imaginación. Por ejemplo, yo aquí vivo en un caserío en el campo de Bolonia, dónde pagamos un alquiler muy bajo, que puedo pagar con mis pequeños ingresos como gráfico que hago en mi habitación. Pero fuera de mi habitación tenemos un pequeño huerto, árboles de fruta, gallinas... un vecindario muy amigable, vivimos en contacto directo, en sociedad, por decir de alguna manera, que te hace crecer personalmente y socialmente más que una gran ciudad masificada. Por otro lado, he tenido la suerte de encontrarme con compañeros de piso que son también del ámbito artístico y creativo y podemos plantear proyectos juntos. También entra esto dentro de la autogestión que te he dicho antes. ¿Por qué ir a Berlín a buscar las clásicas start-up, a someterte al fin y al cabo a unas condiciones creativas que no te gustan, cuando realmente puedes hacértelo tu mismo donde estés? De manera menos ambiciosa económicamente, está claro, pero sin duda mucho más satisfactoria.”

Silvia Peinado

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